Este viernes 5 de noviembre se llevó a cabo el Día de las Juventudes, en el que participaron más de 40,000 líderes climáticos de todo el mundo. Dentro de los temas que les son más apremiantes es construir un futuro basado en energías limpias, protección a la naturaleza, además de brindar apoyo a quienes sufrirán de forma más intensa los efectos del cambio climático.
En el Youth4Climate Manifesto se profundiza sobre la necesidad de tener una participación significativa en las acciones contra el cambio climático; el desarrollo de capacidades y el financiamiento para facilitar la participación de personas jóvenes en espacios internacionales de negociación.
Al cierre de la primera semana de la COP26 en Glasgow, las voces de miles de personas jóvenes buscan elevar la apuesta que han hecho los equipos negociadores de los países. La justicia climática, no puede esperar más.
Diversos grupos como Fridays for Future, además de líderes y lideresas jóvenes de todo el mundo, están señalando la inefectividad de los compromisos que se están planteando en Glasgow, y a la necesidad de terminar con Cumbres vacías, para tener reuniones que arrojen compromisos significativos en favor de nuestro planeta.
Hacia un acuerdo global sobre educación para la acción climática
En el marco de este día, recuperamos el conversatorio “Juventudes rumbo a la COP 26: Hacia una mayor participación de las juventudes en la educación ambiental y climática”, que fue parte de una serie de conversatorios previos a la COP26, liderados por The Hunger Project México y Educación Ambiental Mundial, pues muchas de reflexiones de esa sesión están siendo colocadas por las juventudes en Glasgow, como agendas prioritarias.
En este conversatorio participaron Amelia Arreguín Prado de Eco Maxei, Brenda Magaña de Ashoka, Emiliano Reyes Galindo, Delegado mexicano del #Y20 y Luis Antonio Ramírez Garcia de Sin Planeta B.
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Durante la charla, se identificaron ejemplos tangibles de cómo lograr cambios estructurales para lograr la integración de las juventudes en las agendas climáticas globales, particularmente en lo que tiene que ver con educación ambiental y para el desarrollo sostenible. La mejora en las condiciones de participación de las juventudes en espacios internacionales es fundamental, pues esto permitirá verdaderamente tener procesos inclusivos.
La transversalidad y la interculturalidad fueron dos nociones que surgieron de manera constante durante la charla, pues las juventudes enfrentan diferencias en sus condiciones sociales, económicas y culturales, pues además viven diversas vulnerabilidades, entienden y viven el cambio climático desde un espacio diferente al que lo hacen las personas de generaciones posteriores. Por eso, una escucha activa y empática se hace necesaria para encontrar coincidencias entre las generaciones.
Las y los panelistas resaltaron también la forma como se conecta la educación ambiental con una diversidad de temas, que impactan a otras áreas, como el desarrollo económico, la igualdad de género,la salud, el desarrollo municipal, la pobreza, la desigualdad y la construcción de sistemas igualitarios. Una conclusión fue que integrar la educación climática y de desarrollo sostenible en las decisiones políticas, internacionales y nacionales, tendría impactos visibles en todas esas problemáticas.
Otra idea relevante fue la necesidad de trabajar hacia un cambio de mentalidad, sobre la forma de entender la crisis climática, de involucrar a las juventudes, de abrir nuevas oportunidades, y que contribuya a los cambios estructurales necesarios para hacer transformaciones sostenibles en nuestro entorno. Naturalmente, esto implica la asignación de presupuestos y el aumento en financiamientos verdes, lo que también requiere de un cambio profundo.
Una coincidencia con el Youth4Climate Manifesto, se identificó también la necesidad de fortalecer el liderazgo de juventudes, de desarrollar capacidades en las instituciones para que sean receptivas ante la inclusión de personas jóvenes. También se habló de articular la acción climática y de educación desde la comunidad, como un espacio idóneo para llevar a cabo acciones específicas y adaptadas a un entorno específico.
Sin lugar a dudas, estamos en un momento crucial para hacer cada vez más visible el empuje que ya tienen las juventudes, para mover la agenda climática y la educación para el desarrollo sostenible. Y estos días en Glasgow son una prueba más de ello.
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