
En todo el mundo hay más de 476 millones de personas indígenas, pertenecen a pueblos originarios que cuentan con sus propias culturas, idiomas e instituciones sociales y políticas. Estos pueblos representan una inmensidad de voces, pero a la vez encuentran puntos en común hacia la necesidad de crear conciencia sobre la importancia de proteger la naturaleza, luchar contra el cambio climático y abordar las desigualdades que ha llevado la marginación de este tipo de grupos a nivel mundial.
Dada su dependencia de los recursos naturales, las comunidades indígenas son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático, por lo que es vital que sus voces y experiencias sean escuchadas por los líderes mundiales en la COP26 de este año (Elms, 2021). Las comunidades indígenas deben tener la oportunidad de hacer oír su voz en la Conferencia. A partir de lo anterior, tienen la oportunidad de compartir su visión y ser una parte fundamental para los esfuerzos en contra del cambio climático a partir de sus propuestas.
Los pueblos originarios consideran que las únicas soluciones sostenibles, justas y reales a la crisis recaen en la humanidad, en particular en los pueblos indígenas y las comunidades locales. Creen en un modelo de conservación que coloque la diversidad y los derechos humanos en su centro, añadiendo sus conocimientos y prácticas. Este modelo debe de luchar contra las verdaderas causas de la destrucción ambiental: el consumo excesivo y la explotación de recursos liderado por el Norte Global y sus corporaciones.

Con respecto al Acuerdo de París, los pueblos indígenas plantean la ampliación de soluciones no basadas en el mercado en el Artículo 6. Consideran que el excesivo enfoque en las soluciones de mercado habilita mercados de carbono contraproducentes y no respeta, protege y cumple los derechos indígenas, humanos, de género y ambientales (Harvey, 2021).
Se debe asegurar los derechos sobre la tierra y los bosques de los pueblos indígenas y otras comunidades locales para prevenir la deforestación y la destrucción que contribuyen al cambio climático. Eliminar la posibilidad de que vivan o administren nuevas áreas de conservación no solo los privaría de sus tierras ancestrales y los medios para mantenerse a sí mismos; sino que tendría como resultado la reducción de la biodiversidad al impedir la administración efectiva de la tierra y el agua. Se necesita fortalecer el papel que juegan los pueblos originarios en la gobernanza forestal y reforzar los derechos territoriales comunales, además de facilitar el manejo y compensar a las comunidades por los servicios ambientales que brindan.
Para lograr implementar el modelo propuesto, la comunidad internacional organizaciones y activistas de los derechos de pueblos originarios que participaron en el congreso “Nuestra tierra, nuestra naturaleza” desarrollaron el “Manifiesto de Marsella, un manifiesto de la gente para el futuro de la conservación”. En éste pidieron el cese total de las nuevas áreas protegidas que desplacen a los pueblos indígenas y las comunidades locales. Algunos de los puntos relevantes que se mencionan son que los gobiernos deben respetar, proteger y defender plenamente los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras y bosques, así como respetar el uso consuetudinario colectivo de las tierras y bosques por parte de las comunidades locales. Además consideran que los países de renta alta deben proporcionar recursos financieros para que se produzcan estos cambios y que deben dejar de financiar programas de conservación de la naturaleza que destruyen a las poblaciones locales y sus medios de vida (Our Land, Our Nature, 2021).
Otros puntos claves de la visión de los pueblos originarios pasa porque los países industrializados deben acordar reducciones – y no simplemente cambios – en la extracción de recursos para la producción y el consumo, así como en el uso de combustibles fósiles; e imponerlas a sus empresas, a fin de reducir el impacto en el medio natural. Por otro lado, las empresas, organizaciones y países deben ejercer la debida diligencia en materia de derechos humanos para identificar, prevenir, mitigar y dar cuenta de cómo abordan los impactos del cambio climático sobre los derechos humanos. Esto debe llevar a que se implemente un mecanismo eficaz de reclamación y reparación para las víctimas de violaciones de derechos humanos relacionadas con sus actividades.
Finalmente, las políticas medioambientales y climáticas, ya sean nacionales o internacionales, deben diseñarse y evaluarse en términos de justicia social y sostenibilidad medioambiental. El objetivo de todas estas políticas debe ser lograr un bienestar justo, equitativo y sostenible para los seres humanos y el resto de especies en nuestro planeta (Our Land, Our Nature, 2021).
Te invitamos a conocer sobre el Llamado hacia la participación virtual en la COP26 que lanza The Hunger Project, como parte de nuestras acciones de incidencia internacional y diplomacia ciudadana.
Referencias:
Harvey, Laura (2021). “Indigenous Leadership is Essential in Preparation for COP26”. Cultural Survival. Disponible en: https://www.culturalsurvival.org/news/indigenous-leadership-essential-preparation-cop26. [Consulta: 26 de octubre, 2021].
Our Land, Our Nature (2021). “Manifiesto de Marsella: Un manifiesto de la gente para el futuro de la conservación”. Disponible en: https://www.ourlandournature.org/manifesto. [Consulta: 26 de octubre, 2021].
Elms, Emma (2021). “Why Indigenous Peoples are the most important delegates at COP26”. Disponible en: https://togetherband.org/blogs/news/indigenous-peoples-cop26. [Consulta: 26 de octubre, 2021].