Notas

La agricultura sostenible, productiva y resiliente frente al cambio climático

Mujeres trabajando en huerto familiar

Ante la reciente salida de Estados Unidos del Acuerdo de Paris, cada país debe reflexionar sobre sus propios objetivos y esfuerzos en busca de la mitigación y adaptación al cambio climático. El Acuerdo de París busca detener el aumento de la temperatura, el cual se ha acelerado durante este siglo. El objetivo, es mantener 2 grados centígrados por debajo de los niveles preindustriales impulsando los esfuerzos para frenar el aumento. Los límites de temperatura estipulados, son defensas frente a los peores impactos del cambio climático. Dichos impactos, ya no son sólo pronósticos, muchos ya se han vuelto realidad.

Un gran ausente en las discusiones de cambio climático es la agricultura. De acuerdo a la OCDE, dicha actividad aporta 17% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG) y aporta entre 7% y 14% adicional a través de las prácticas de cambios de uso de suelo. El uso de fertilizantes y pesticidas así como la explotación del suelo, forman parte de las prácticas del modelo de agricultura industrial que contribuyen significativamente al cambio climático. A la par, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, estima que el 18% de las emisiones mundiales son atribuibles al ganado bovino, búfalo, ovejas, cabras, camellos, cerdos y aves de corral.

Cosecha de tomates de huerto familiar

A la par, el cambio climático está teniendo un impacto directo en el sector agrícola, afectando negativamente no solo a dicho sistema,   si no  también al ganaderos  y pesquero en  múltiples regiones del mundo. Los productores de pequeña escala, que representan el 80% de nuestro país, son los que menos han contribuido al cambio climático a pesar de ser los más afectados. El aumento de las temperaturas, la variación de las lluvias y la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos generados por el cambio climático están aumentando la presión en los sistemas locales de producción. El cambio climático también está contribuyendo a la escasez de agua así como a la contaminación y degradación del suelo, haciendo cada vez más compleja la producción de alimentos. El cambio climático, por lo tanto, está teniendo un impacto en la soberanía alimentaria, la economía rural y el bienestar de las comunidades campesinas.

Agricultura sustentable

Dado a que la agricultura juega un gran papel en la mitigación y adaptación del cambio climático, las políticas públicas centrarse en esta actividad. Para lograr reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, es necesario transitar de un apoyo casi exclusivo a la agricultura industrial, al fomento de la agroecología y prácticas agrícolas sustentables. Las políticas agrícolas deben desincentivar sistemas de producción insostenibles que exacerban el cambio climático y apoyar sistemas de producción más sostenibles como la agroecología. Promover la regeneración del suelo, que a su vez reduce las emisiones de efecto invernadero, así como los sistemas de producción mas resilientes son solo algunas ventajas de la agroecología.

Se requieren políticas públicas integrales y coherentes que acompañen los esfuerzos de las comunidades campesinas para poder crear un sector agrícola sostenible, productivo y resiliente. Las políticas públicas deben asegurar que las mujeres, hombres y jóvenes campesinos cuenten con los recursos, capacidades y sistemas de protección para hacer frente a sequías, inundaciones y otros desastres climáticos. El fomento a la agricultura familiar y campesina además de fomentar la resiliencia de las comunidades campesinas, podrá funcionar como estrategia eficaz en la mitigación del cambio climático.

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