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Vivienda sustentable

Movilización comunitaria para la autosuficiencia impulsa construcción de vivienda en Oaxaca.

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De la izq. a la derecha: sigue avanzando la construcción en Rancho Pineda; la fachada de la casa en Cerro Alto; la casa de dos plantas de Piedra de la Luz; y la entrada de la casa en Génova Nuevo Progreso.

Cuatro comunidades mazatecas están “revolviendo la tierra” para impulsar un proyecto de construcción de vivienda que integra la bio-construcción, y mano de obra y materiales locales, en un proceso pionero de gestión comunitaria. Este es el mayor y más ambicioso proyecto llevado a cabo por THP-México en colaboración con socias y socios de estas comunidades indígenas, nuestro aliado técnico COPEVI (Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento, AC) y Fomento Social Banamex, gran aliado inversionista de THP-México para el desarrollo integral liderado por las comunidades en Oaxaca.

La construcción de cuatro casas piloto – dos destinadas a vivienda familiar en Cerro Alto y otra en Génova Nuevo Progreso;  y dos casas comunitarias en Piedra de la Luz y Rancho Pineda – arrancó a finales de 2015. Alrededor de 150 personas, mujeres, hombres y jóvenes están involucrados en tareas como acarrear madera, preparar la tierra, trabajar con arcilla y la técnica del troncob, entre otros aprendizajes en las técnicas de la bio-construcción.

“Cuando empezamos a trabajar con THP-México hace años no imaginábamos llevar adelante un proyecto tan grande como la construcción de vivienda; pero nos organizamos. Todo se puede, teniendo fuerza y voluntad,” observó Don Benito Pineda, catalizador en la comunidad de Rancho Pineda, que está participando en el proyecto de vivienda.

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Parte de la visión de la comunidad de Cerro Alto, donde surgió el plan de construcción de vivienda.

El proyecto piloto de vivienda social asistida (PSVA) nació de la visión que cada comunidad diseñó de su futuro en el marco del programa de THP-México de Movilización para la Acción Autosuficiente. Su principal objetivo es fortalecer las capacidades de organización y de toma de decisión de las comunidades participantes para concretar el derecho a una vivienda adecuada desde sus propias necesidades y visión, requerimientos específicos de cada familia y tomando en cuenta los recursos y habilidades técnicas para concretar la construcción.

Durante tres meses, THP-México y COPEVI mantuvieron reuniones con los comités de vivienda y los catalizadores de cada comunidad para que éstos expresaran las necesidades locales y llevaran a cabo un método de diseño participativo, en donde se consultó, expuso y se resolvieron aspectos de diseño en conjunto con la comunidad y las familias. La definición del uso del espacio, la ubicación y el tamaño de la vivienda fueron solicitudes y contribuciones de la comunidad.

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Socias y socios están movilizándose para llevar adelante el proyecto de construcción de vivienda adecuada. La participación de las mujeres ha sido clave en el diseño de la visión comunitaria y en el proceso de construcción de las casas piloto.

“Éste proyecto es más un logro de nuestra comunidad en la erradicación del hambre y la pobreza,” notó Maribel Alto, de Piedra de la Luz. Maribel y su esposo Raúl trabajan de la mano en el comité de vivienda, una oportunidad que viene transformando su vida comunitaria y familiar, después que Maribel le invitó a involucrarse en las actividades comunitarias. “Estoy muy enfocado en este proyecto, estamos aprendiendo técnicas nuevas y diseños muy diferentes de construcción”, dijo Raúl. “El trabajo en equipo es nuestro compromiso para lograr nuestra visión,” añade Maribel.

Uno de los objetivos principales fue la utilización de materiales locales y sustentables para la construcción de las viviendas, lo que permitió disminuir los costos de acarreos y sobretodo detonar un proceso de gestión local y comunitaria del proyecto, de re-valorización del medio ambiente y comprensión de las potencialidades de su entorno para la bio-construcción por parte de las socias y socios comunitarios. El proyecto está previsto durar un año, con un costo promedio de $100 mil pesos asignados por vivienda para la compra de algunos materiales industriales (lámina y cal por ejemplo) y pago de alguna mano de obra calificada (carpinteros y albañiles contratados localmente) y comunitaria.

La confianza que las socias y socios han puesto en la bio-construcción, una técnica que ellos no conocían, y a través de la cual han podido comprobar que pueden construir una casa con materiales que tienen muy cerca y su mano de obra, está impactando en gran medida a la comunidad, fortaleciendo las relaciones de confianza, las dinámicas de trabajo y de organización, promoviendo la participación de las mujeres, entre otros resultados positivos.

Pero es la movilización comunitaria liderada por comités de vivienda y catalizadores que está siendo la fuerza impulsora innegable para el avance en el ejercicio del derecho humano a una vivienda adecuada. Dos grupos de voluntarias y voluntarios también han viajado hasta las comunidades prestando un fantástico apoyo a los socios comunitarios y permitiendo un progreso más rápido del proyecto.

“Para Copevi ha sido muy valioso el que THP le haya permitido conocer el trabajo comprometido de las socias y socios en comunidades tan alejadas como Génova. Observamos una visión muy clara de lo que quieren lograr acompañados por THP y también de forma propia,” dijo nuestro aliado técnico para el desarrollo integral sustentable.

Este proyecto es posible con el poderoso compromiso y movilización de personas y recursos, en alianza con las y los socios comunitarios, COPEVI y Fomento Social Banamex. Un agradecimiento también a GM Brigada Cheyenne  por su colaboración en el transporte de materiales para la región.

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