En septiembre de este año, después de dos años de negociaciones, los estados miembros de la ONU adoptaron la Agenda de Desarrollo Sustentable hacia 2030. Esta agenda pretende definir el curso del desarrollo social, económico y sustentable de todos los países por los siguientes 15 años y remplaza la agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Dentro de los 17 objetivos y 169 metas de la agenda, se contemplan dos metas inéditas en la historia de la humanidad: el fin del hambre y el fin de la pobreza extrema. Para poder lograr estos dos objetivos para el 2030, es indispensable reestructurar el paradigma del desarrollo vertical y poner a las personas al centro de la implementación y evaluación de la agenda.
Objetivo Global No. 1: “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”
El primer objetivo de la Agenda 2030 contempla “poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo” para el año 2030. Dentro de sus metas, contempla “erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares de los Estados Unidos al día”. En su segunda meta, establece reducir “reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales”. Las otras metas incluye lograr coberturas amplias de protección social, fortalecer la resiliencia de personas en pobreza a fenómenos climáticos y desastres sociales, económicos y ambientales y lograr que las personas en pobreza tengan acceso a recursos económicos, servicios básicos, la propiedad y el control de las, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías apropiadas y los servicios financieros.
Este objetivo de eliminar la pobreza extrema es de suma importancia dado a que por primera vez contempla “no dejar a nadie atrás”. Como se ha visto en las décadas recientes, el desarrollo no ha sido para todas y todas y ciertos grupos poblacionales se han quedado rezagos y hasta afectados por las políticas de desarrollo. De acuerdo al reporte más reciente de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la pobreza extrema ha disminuido dramáticamente en los últimos veinticinco años. En 1990, había 1.9 mil millones de personas en el mundo que vivían en condiciones de pobreza extrema (casi la mitad de las personas) y en el 2015 se reportaron 836 millones de personas (14% de la población mundial). Aunque se debe reconocer el progreso mundial, es importante cuestionar cómo se llevará a cabo la implementación, el establecimiento de metas por país, y como se llevará a cabo la rendición de cuentas. También es importante delinear que esta meta muestra que los gobiernos continúan definiendo y acordando pisos mínimos y no los techos necesarios para que todas las personas alcancen su bienestar. La definición de pobreza extrema equivale a 20.6 pesos mexicanos, lo cual es un ingreso insuficiente para cualquier mexicana y mexicano.
La segunda meta de reducción de la pobreza compromete a los países a reducir al menos a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza “en todas sus dimensiones”. Esta meta contempla las definiciones nacionales de pobreza y por lo tanto la definición de pobreza multidimensional de nuestro país. Para cumplir esta meta, implica que 28 millones de mexicanas y mexicanos que viven en condiciones de pobreza tengan que salir de esta condición. Esto implicaría un incremento significativo en los ingresos y en el acceso a derechos básicos como son vivienda, alimentación, seguridad social, educación, y salud. Este es un compromiso políticamente vinculante que el gobierno mexicano ha asumido y es ahora su responsabilidad de difundir con toda la sociedad.
Objetivo 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible
El segundo objetivo de la agenda global contempla cinco metas ambiciosas. La primera meta establece “asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año”. La segunda meta establece “ poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad”. La tercera meta contempla “duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala… mediante un acceso seguro y equitativo a las tierras, a otros recursos de producción e insumos, conocimientos, servicios financieros, mercados y oportunidades para la generación de valor añadido y empleos no agrícolas”. En las últimas dos metas se contemplan acciones como la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos, las prácticas agrícolas resilientes, el fortalecimiento de la capacidad de adaptación al cambio climático y la protección de la diversidad genética de las semillas.
Este objetivo también le da continuidad al Objetivo de Desarrollo del Milenio 1 (ODM1) pero a la vez lo complejiza dado a que no sólo se enfoca en consumos mínimos de energía sino engloba temas centrales relacionados a la mala nutrición como son la nutrición, la seguridad alimentaria, el papel de las y los pequeños agricultores, y acceso a los recursos naturales y los efectos cambio climático en la seguridad alimentaria. De acuerdo a la información oficial, el gobierno mexicano cumplió la meta de los ODM de reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecían con hambre del 1990 al 2015. Mientras que el gobierno mexicano celebraba el cumplimiento del ODM #1, 23.3 por ciento de la población seguía viviendo con la carencia por acceso a la alimentación, lo que significa que una cuarta parte de las y los mexicanos padecía inseguridad alimentaria severa o moderada en México.
La nueva agenda de desarrollo no sólo establece metas sino también guía las estrategias. En la nueva agenda 2030, las personas en situaciones vulnerables, deberán tener “una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año”, como es contemplado en el derecho a la alimentación. Por lo tanto, la provisión de alimentos por parte de los gobiernos no será suficiente. Se deberá apoyar a las y los pequeños productores y asegurar su acceso a recursos clave para continuar produciendo alimentos para sus familias y países. La nueva agenda puede servir para presionar al gobierno de reconocer nuevamente el papel de las y los pequeños productores (que son 80% de los productores del país y producen más de 40% de nuestros alimentos) en lugar de enfocarse en modelos insustentables e inequitativos como la agroindustria. Este objetivo puede permitir a restablecer y fortalecer modelos de producción y consumo de alimentos basados en la seguridad alimentaria y en la sustentabilidad.
La ciudadanía al centro de la implementación y monitoreo
Socios THP-México en Chiapas conducen una encuesta de monitoreo y evaluación de los programas THP en la región.
En temas como la pobreza, el hambre y la seguridad alimentaria, la nueva agenda global puede ampliar la mirada de los estados. La agenda promueve un desarrollo sostenible y sustentable y engloba las agendas sociales, económicos y ambientales. Para asegurar su cumplimiento, debemos mirar algunos retos en la implementación de la agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y reconocer las tensiones y retos en esta nueva agenda. Por un lado, los ODM fueron implementados de una forma vertical donde hubo poca participación de los gobiernos locales y de las y los ciudadanos. Muchos gobiernos, como fue el caso del gobierno mexicano, se enfocaron en el cumplimiento de los indicadores establecidos, en lugar de generar soluciones a los problemas planteados. En la carrera global para el cumplimiento de los ODM, frecuentemente se sacrificó la calidad de los programas y servicios por la cantidad. En la carrera por cumplir, el enfoque de derechos humanos no fue central en la implementación. A la vez, en las estructuras de seguimiento, como el Comité Técnico Especializado del Sistema de Información de los ODM del gobierno mexicano, no se contempló la participación de la sociedad civil. Durante la implementación, las personas en mayores condiciones de marginación—personas en comunidades rurales, personas en zonas de conflicto, indígenas, jóvenes, mujeres—se quedaron atrás.
El modelo de desarrollo integral de base THP-México.
El cumplimiento de esta nueva agenda requiere modificar los modelos tradicionales del desarrollo. Por un lado requiere integrar las acciones sociales con los modelos económicos. No se puede eliminar la pobreza extrema si el modelo económico actual continúa promoviendo una mayor desigualad. Las políticas sociales y económicas se deb
en considerar el enfoque de la sustentabilidad y el medio ambiente. El objetivo de eliminación del hambre sólo se puede lograr si las soluciones empleadas cuidan el medio ambiente y hacen una gestión sustentable de los recursos naturales.
Para poder lograr esta agenda, se debe romper con los modelos verticales de desarrollo. Se debe involucrar a la sociedad civil en la implementación y en el monitoreo de la agenda. Se debe consultar a la ciudadanía en los planes de implementación nacional y fortalecer el papel de los gobiernos locales y la ciudadanía local. El éxito de esta agenda depende de la presencia de una ciudadanía informada y activa que cuenta con los recursos y capacidades necesarios para participar en su implementación. El éxito de esta agenda requiere de una mayor transparencia y un uso eficaz en el ejercicio de los recursos domésticos y globales. El éxito de esta agenda depende de mecanismos de seguimiento y revisión participativos que cuentan con la participación de la sociedad civil.
Durante los siguientes meses, se podrá determinar si el actual gobierno mexicano tiene el interés y la capacidad de involucrar a la sociedad civil en esta nueva agenda. La agenda requiere de una transformación en la forma en la que el gobierno promueve el desarrollo. Requiere de cambios profundos en la distribución del poder económico y político.
Como se establece en el objetivo 16, se requiere de instituciones abiertas, participativas y transparentes en la práctica y no sólo en el discurso. Las estrategias y estructuras de implementación de esta nueva agenda requieren de mecanismos de participación de donde se establezcan papeles y reglas de participación diferenciadas para la sociedad civil y el sector privado. El gobierno mexicano no puede tomar la ruta fácil y vertical para asegurar que está cumpliendo con indicadores y en lugar aprovechar la existencia de esta nueva agenda para promover soluciones reales a los problemas planteados. El acabar con el hambre y la pobreza no sólo es deseable sino es viable. El país cuenta con todos los recursos necesarios para lograr un México libre de hambre y pobreza y cuenta con una sociedad que está exigiendo y demandando cambios.
La agenda presenta una nueva oportunidad para nuestra sociedad, presenta una nueva forma de promover el desarrollo y una nueva forma para ejercer nuestra ciudadanía. El éxito de esta nueva agenda dependerá de la participación y vigilancia de la ciudadanía. Esperemos que en el 2030 el gobierno mexicano no esté sólo en la ONU en Nueva York maquillando y promoviendo sus logros sino que toda la sociedad reconozcamos y celebremos logros reales en la reducción del hambre y la pobreza.
Por Ana Lucía Márquez,
Gerente de Alianzas y Incidencia en Política Pública THP-México
Fuentes:
•Figueroa Alcántara, Héctor. Disminuyen ingresos y aumenta pobreza en México. Excélsior, 2015.
•Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2014. Consejo de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), 2014.
•Proyecto de documento final de la cumbre de las Naciones Unidas para la aprobación de la agenda para el desarrollo después de 2015. Naciones Unidas. 15 de septiembre de 2015. http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/69/315
En septiembre de este año, después de dos años de negociaciones, los estados miembros de la ONU adoptaron la Agenda de Desarrollo Sustentable hacia 2030. Esta agenda pretende definir el curso del desarrollo social, económico y sustentable de todos los países por los siguientes 15 años y remplaza la agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Dentro de los 17 objetivos y 169 metas de la agenda, se contemplan dos metas inéditas en la historia de la humanidad: el fin del hambre y el fin de la pobreza extrema. Para poder lograr estos dos objetivos para el 2030, es indispensable reestructurar el paradigma del desarrollo vertical y poner a las personas al centro de la implementación y evaluación de la agenda.
Objetivo Global No. 1: “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”
El primer objetivo de la Agenda 2030 contempla “poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo” para el año 2030. Dentro de sus metas, contempla “erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares de los Estados Unidos al día”. En su segunda meta, establece reducir “reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales”. Las otras metas incluye lograr coberturas amplias de protección social, fortalecer la resiliencia de personas en pobreza a fenómenos climáticos y desastres sociales, económicos y ambientales y lograr que las personas en pobreza tengan acceso a recursos económicos, servicios básicos, la propiedad y el control de las, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías apropiadas y los servicios financieros.
La segunda meta de reducción de la pobreza compromete a los países a reducir al menos a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza “en todas sus dimensiones”. Esta meta contempla las definiciones nacionales de pobreza y por lo tanto la definición de pobreza multidimensional de nuestro país. Para cumplir esta meta, implica que 28 millones de mexicanas y mexicanos que viven en condiciones de pobreza tengan que salir de esta condición. Esto implicaría un incremento significativo en los ingresos y en el acceso a derechos básicos como son vivienda, alimentación, seguridad social, educación, y salud. Este es un compromiso políticamente vinculante que el gobierno mexicano ha asumido y es ahora su responsabilidad de difundir con toda la sociedad.
Objetivo 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible
La nueva agenda de desarrollo no sólo establece metas sino también guía las estrategias. En la nueva agenda 2030, las personas en situaciones vulnerables, deberán tener “una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año”, como es contemplado en el derecho a la alimentación. Por lo tanto, la provisión de alimentos por parte de los gobiernos no será suficiente. Se deberá apoyar a las y los pequeños productores y asegurar su acceso a recursos clave para continuar produciendo alimentos para sus familias y países. La nueva agenda puede servir para presionar al gobierno de reconocer nuevamente el papel de las y los pequeños productores (que son 80% de los productores del país y producen más de 40% de nuestros alimentos) en lugar de enfocarse en modelos insustentables e inequitativos como la agroindustria. Este objetivo puede permitir a restablecer y fortalecer modelos de producción y consumo de alimentos basados en la seguridad alimentaria y en la sustentabilidad.
La ciudadanía al centro de la implementación y monitoreo
En temas como la pobreza, el hambre y la seguridad alimentaria, la nueva agenda global puede ampliar la mirada de los estados. La agenda promueve un desarrollo sostenible y sustentable y engloba las agendas sociales, económicos y ambientales. Para asegurar su cumplimiento, debemos mirar algunos retos en la implementación de la agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y reconocer las tensiones y retos en esta nueva agenda. Por un lado, los ODM fueron implementados de una forma vertical donde hubo poca participación de los gobiernos locales y de las y los ciudadanos. Muchos gobiernos, como fue el caso del gobierno mexicano, se enfocaron en el cumplimiento de los indicadores establecidos, en lugar de generar soluciones a los problemas planteados. En la carrera global para el cumplimiento de los ODM, frecuentemente se sacrificó la calidad de los programas y servicios por la cantidad. En la carrera por cumplir, el enfoque de derechos humanos no fue central en la implementación. A la vez, en las estructuras de seguimiento, como el Comité Técnico Especializado del Sistema de Información de los ODM del gobierno mexicano, no se contempló la participación de la sociedad civil. Durante la implementación, las personas en mayores condiciones de marginación—personas en comunidades rurales, personas en zonas de conflicto, indígenas, jóvenes, mujeres—se quedaron atrás.
El cumplimiento de esta nueva agenda requiere modificar los modelos tradicionales del desarrollo. Por un lado requiere integrar las acciones sociales con los modelos económicos. No se puede eliminar la pobreza extrema si el modelo económico actual continúa promoviendo una mayor desigualad. Las políticas sociales y económicas se deb
en considerar el enfoque de la sustentabilidad y el medio ambiente. El objetivo de eliminación del hambre sólo se puede lograr si las soluciones empleadas cuidan el medio ambiente y hacen una gestión sustentable de los recursos naturales.
Para poder lograr esta agenda, se debe romper con los modelos verticales de desarrollo. Se debe involucrar a la sociedad civil en la implementación y en el monitoreo de la agenda. Se debe consultar a la ciudadanía en los planes de implementación nacional y fortalecer el papel de los gobiernos locales y la ciudadanía local. El éxito de esta agenda depende de la presencia de una ciudadanía informada y activa que cuenta con los recursos y capacidades necesarios para participar en su implementación. El éxito de esta agenda requiere de una mayor transparencia y un uso eficaz en el ejercicio de los recursos domésticos y globales. El éxito de esta agenda depende de mecanismos de seguimiento y revisión participativos que cuentan con la participación de la sociedad civil.
Durante los siguientes meses, se podrá determinar si el actual gobierno mexicano tiene el interés y la capacidad de involucrar a la sociedad civil en esta nueva agenda. La agenda requiere de una transformación en la forma en la que el gobierno promueve el desarrollo. Requiere de cambios profundos en la distribución del poder económico y político.
Como se establece en el objetivo 16, se requiere de instituciones abiertas, participativas y transparentes en la práctica y no sólo en el discurso. Las estrategias y estructuras de implementación de esta nueva agenda requieren de mecanismos de participación de donde se establezcan papeles y reglas de participación diferenciadas para la sociedad civil y el sector privado. El gobierno mexicano no puede tomar la ruta fácil y vertical para asegurar que está cumpliendo con indicadores y en lugar aprovechar la existencia de esta nueva agenda para promover soluciones reales a los problemas planteados. El acabar con el hambre y la pobreza no sólo es deseable sino es viable. El país cuenta con todos los recursos necesarios para lograr un México libre de hambre y pobreza y cuenta con una sociedad que está exigiendo y demandando cambios.
La agenda presenta una nueva oportunidad para nuestra sociedad, presenta una nueva forma de promover el desarrollo y una nueva forma para ejercer nuestra ciudadanía. El éxito de esta nueva agenda dependerá de la participación y vigilancia de la ciudadanía. Esperemos que en el 2030 el gobierno mexicano no esté sólo en la ONU en Nueva York maquillando y promoviendo sus logros sino que toda la sociedad reconozcamos y celebremos logros reales en la reducción del hambre y la pobreza.
Por Ana Lucía Márquez,
Gerente de Alianzas y Incidencia en Política Pública THP-México
Fuentes:
•Figueroa Alcántara, Héctor. Disminuyen ingresos y aumenta pobreza en México. Excélsior, 2015.
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2015/07/23/1036284
•Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2014. Consejo de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), 2014.
•Proyecto de documento final de la cumbre de las Naciones Unidas para la aprobación de la agenda para el desarrollo después de 2015. Naciones Unidas. 15 de septiembre de 2015. http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/69/315
•The Millennium Development Goals Report 2015. United Nations. 2015.http://www.un.org/millenniumgoals/2015_MDG_Report/pdf/MDG%202015%20rev%20(July%201).pdf
Este artículo fue originalmente publicado en Brújula Ciudadana.
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