Jóvenes tzotziles quieren movilizar y transformar a sus comunidades.
Margarita Ruiz, Coordinadora de Región en Chiapas, entre algunos de los jóvenes que participaron en el entrenamiento.
¿Es posible ser mujer rural y líder? La respuesta es “Sí”, al menos para los 29 jóvenes participantes del taller THP de “Entrenamiento de Catalizadores”, realizado en Chiapas entre el 4 y el 8 de Agosto. Durante tres días de taller y una visita comunitaria, 20 mujeres y nueve hombres en un rango de edad entre los 15 a 22 años participaron en un taller THP con el objetivo de potenciar su liderazgo como catalizadores, promotores, socias y socios en la región. El taller fue llevado a cabo en la Fundación León XIII, San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Al final del entrenamiento-taller, se realizó una visita a Catishtic para conocer, desde algo tangible, el logro de una prioridad comunitaria. En esta experiencia se pudo compartir y comprender más lo que significa el compromiso y el liderazgo de estas chicas, al ser mujeres y construir el baño inteligente.
Martidiana, Francisca y el grupo de voluntarios que participaron en la construcción del baño ecológico en Catishtic, Chiapas.Guisela Hernández, Coordinadora de Entrenamiento THP-México, durante el taller en Chiapas.
¿Cómo han logrado ustedes construir un baño?, preguntaban algunas de las chicas de las comunidades de Aldama y de Bayalemo. “Eso de la construcción es un tema que se lo llevan los hombres,” decían, refiriéndose al proyecto de construcción de un baño ecológico en la comunidad de Catishtic y que ha sido llevado a cabo por cinco mujeres. Martidiana Mendéz, de 20 años, y Francisca de Asis, de 22 años, dos de las socias catalizadoras del proyecto han podido compartir su experiencia, contribuyendo a romper algunos de los factores socio-culturales que inhiben a las mujeres rurales a participar y/o liderar el desarrollo de sus actividades.
El grupo de jóvenes fue invitado a dibujar un camino y en el extremo superior un sol – símbolo de la visión personal y comunitaria; cada uno dibujó la silueta de su mano y dentro puso su nombre, reafirmando su compromiso como catalizadores.
“Dentro del entrenamiento los participantes fueron invitados a crear su visión personal, como ejercicio de posibilidad que les motiva a salir de su espacio conocido y de seguridad. Posteriormente, plasmaron dos acciones que realizarán para alcanzar su visión, estableciendo la forma en que lo harán y el tiempo (qué, cómo y cuándo),” explicó Guisela Hernández, la Coordinadora de Entrenamiento de THP México, responsable por este tipo de talleres en las comunidades.
Compartir experiencias, participar en dinámicas de grupo, crear visiones y participar en la discusión de ideas son algunas de las actividades que realizaron los jóvenes durante el taller. “Puede parecer un programa sencillo, pero para jóvenes rurales que no están acostumbrados a proyectar su visión personal y compartir ideas en público, el taller se transforma en un reto de crecimiento personal,” observó Guisela.
Visión, Compromiso, Acción
Jóvenes han sido invitados a crear su Visión durante el entrenamiento-taller.
De la misma forma, se trabajaron los conceptos de Visión-Compromiso-Acción a nivel colectivo – corazón de la metodología THP – creando la programación estratégica establecida por comunidad, una línea del tiempo y las acciones que se deben de realizar para alcanzar ese objetivo.
La traducción y el grupo mixto han sido dos de los desafíos de este entrenamiento. Tratándose mayoritariamente de jóvenes indígenas tzotziles, algunos de los participantes sólo hablan en su lengua materna. Por otro lado, en ocasiones anteriores sólo habían participado mujeres en este tipo de entrenamiento. “Ha sido un reto porque en automático las chicas jóvenes, al estar compartiendo espacio con hombres jóvenes se inhiben. Hubo que propiciar y motivar mucho la participación de todas y todos en un marco de respeto y, considero que, las actividades lúdicas ayudaron mucho para romper el hielo y cohesionar al grupo,” concluyó Guisela.
Al final de los talleres, los participantes manifestaron enorme disposición para regresar a sus comunidades de forma más participativa, asumiendo el compromiso de ser actores de transformación junto de sus familias y amigos.
“Es una alegría saber que ahora ya somos seis catalizadoras en mi comunidad,” dijo con una sonrisa Susana Guadalupe Mendez Santiz, 18 años, una de las jóvenes de la comunidad de Aldama que participó en el entrenamiento.
Jóvenes tzotziles quieren movilizar y transformar a sus comunidades.
¿Es posible ser mujer rural y líder? La respuesta es “Sí”, al menos para los 29 jóvenes participantes del taller THP de “Entrenamiento de Catalizadores”, realizado en Chiapas entre el 4 y el 8 de Agosto. Durante tres días de taller y una visita comunitaria, 20 mujeres y nueve hombres en un rango de edad entre los 15 a 22 años participaron en un taller THP con el objetivo de potenciar su liderazgo como catalizadores, promotores, socias y socios en la región. El taller fue llevado a cabo en la Fundación León XIII, San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Al final del entrenamiento-taller, se realizó una visita a Catishtic para conocer, desde algo tangible, el logro de una prioridad comunitaria. En esta experiencia se pudo compartir y comprender más lo que significa el compromiso y el liderazgo de estas chicas, al ser mujeres y construir el baño inteligente.
¿Cómo han logrado ustedes construir un baño?, preguntaban algunas de las chicas de las comunidades de Aldama y de Bayalemo. “Eso de la construcción es un tema que se lo llevan los hombres,” decían, refiriéndose al proyecto de construcción de un baño ecológico en la comunidad de Catishtic y que ha sido llevado a cabo por cinco mujeres. Martidiana Mendéz, de 20 años, y Francisca de Asis, de 22 años, dos de las socias catalizadoras del proyecto han podido compartir su experiencia, contribuyendo a romper algunos de los factores socio-culturales que inhiben a las mujeres rurales a participar y/o liderar el desarrollo de sus actividades.
El grupo de jóvenes fue invitado a dibujar un camino y en el extremo superior un sol – símbolo de la visión personal y comunitaria; cada uno dibujó la silueta de su mano y dentro puso su nombre, reafirmando su compromiso como catalizadores.
“Dentro del entrenamiento los participantes fueron invitados a crear su visión personal, como ejercicio de posibilidad que les motiva a salir de su espacio conocido y de seguridad. Posteriormente, plasmaron dos acciones que realizarán para alcanzar su visión, estableciendo la forma en que lo harán y el tiempo (qué, cómo y cuándo),” explicó Guisela Hernández, la Coordinadora de Entrenamiento de THP México, responsable por este tipo de talleres en las comunidades.
Compartir experiencias, participar en dinámicas de grupo, crear visiones y participar en la discusión de ideas son algunas de las actividades que realizaron los jóvenes durante el taller. “Puede parecer un programa sencillo, pero para jóvenes rurales que no están acostumbrados a proyectar su visión personal y compartir ideas en público, el taller se transforma en un reto de crecimiento personal,” observó Guisela.
Visión, Compromiso, Acción
De la misma forma, se trabajaron los conceptos de Visión-Compromiso-Acción a nivel colectivo – corazón de la metodología THP – creando la programación estratégica establecida por comunidad, una línea del tiempo y las acciones que se deben de realizar para alcanzar ese objetivo.
La traducción y el grupo mixto han sido dos de los desafíos de este entrenamiento. Tratándose mayoritariamente de jóvenes indígenas tzotziles, algunos de los participantes sólo hablan en su lengua materna. Por otro lado, en ocasiones anteriores sólo habían participado mujeres en este tipo de entrenamiento. “Ha sido un reto porque en automático las chicas jóvenes, al estar compartiendo espacio con hombres jóvenes se inhiben. Hubo que propiciar y motivar mucho la participación de todas y todos en un marco de respeto y, considero que, las actividades lúdicas ayudaron mucho para romper el hielo y cohesionar al grupo,” concluyó Guisela.
“Es una alegría saber que ahora ya somos seis catalizadoras en mi comunidad,” dijo con una sonrisa Susana Guadalupe Mendez Santiz, 18 años, una de las jóvenes de la comunidad de Aldama que participó en el entrenamiento.
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